jueves, 21 de junio de 2012

Andrómaca, en Eurípides y en Racine (II)


Andrómaca se opone a un grupo de personajes, a los que Goldman calificaría ‘el mundo’ que se opone al héroe trágico.
 En la obra de Racine el mundo está integrado por Pirro, Orestes y Hermíone. Los tres tienen un aspecto común: son falsos e hipócritas, dicen una cosa cuando piensan otra. El mismo Orestes, en el acto primero, al encontrarse con Pílades, manifiesta sus intenciones, en apariencia ha venido a cumplir una embajada de los reyes griegos ante Pirro, pero: “¡Feliz si pudiera, llevado de mi pasión, en lugar de a Astianiacte, quitarle a mi princesa” (vv. 93 y 94) En el mismo diálogo, Pílades nos anticipa el carácter de Pirro y el de Hermíone, de Pirro dice: “La propia Hermíone ha visto ya cien veces retornar a sus brazos a este amante despechado y, al ofrecerle el homenaje de sus confusas promesas, suspirar a sus pies, de rabia y no de amor (…) podría muy bien, señor, en situación tal extrema, desposar a quien odia, castigando a quien ama.” (vv. 115-122) Y de Hermíone: “Hermíone, señor, en apariencia al menos, parece desdeñar la inconstancia de su amado; cree que, felicitándose de vencer su rigor, vendrá a apremiarla para que acepte su corazón de nuevo. Pero la he visto, al fin, confiarme sus penas: llora en secreto por sus encantos despreciados; siempre presta a partir y sin marcharse nunca.” (vv. 125-131).
Los tres se muestran con doble cara a lo largo de toda la obra: Pirro que dice odiar a Andrómaca, cuando ésta lo rechaza y promete casarse con Hermíone, pero de nuevo, ante unas palabras de la viuda, vuelve a ella. “hay demasiado odio entre Andrómaca y Pirro” dice en el verso 662 e “ignora hasta qué punto soy ahora su enemigo”, en el 676. Pero en la escena VII del Acto III: “Demasiado tiempo temí, amenacé y gemí. Si os pierdo, muero; pero muero si espero.” Cada uno de ellos emplea esta hipocresía para conseguir su objetivo: Orestes llevarse a Hermíone, Pirro conseguir a Andrómaca y Hermíone, primero conseguir a Pirro, después vengarse de su abandono. La cólera de verse abandonada por una esclava troyana, hace decir a Hermíone: “Que en el templo resuenen los gritos de dolor, impidamos el desenlace de himeneo tan fatal; y, si es posible, que sólo estén unidos un momento…” (vv. 1486- 1492), pero, una vez que Orestes ha cumplido su deseo y ha matado a Pirro: “¿Y no veías, entre mis agitadas emociones, que siempre mi corazón desmentía mis palabras? … Tú, con tu embajada, fatal para los dos, le hiciste, para su desgracia, decidirse por mi rival. Podríamos seguir compartiendo sus favores; me amaría, quizás, lo fingiría, al menos.” (Acto V, escena III).
 Y el mundo sucumbe ante Andrómaca: Pirro muere a manos de Orestes: “Expira: y nuestros griegos, irritados, han lavado en sus sangre sus infidelidades… El traidor se vio rodeado por doquier, y no encontré lugar donde clavar mi espada: todos se disputaban la gloria de acabarle.” (escena III del Acto V); Hermíone, muere ante el altar de Pirro: “En todo caso, desde el umbral de la puerta la hemos visto, inclinarse sobre Pirro con un puñal en la mano, elevar los ojos al cielo, herirse y caer” (vv. 1610 y ss.); Orestes confunde la realidad con sus visiones y pierde el sentido: “Pierde el sentido. Amigos, el tiempo apremia; aprovechemos los momentos que este desmayo nos ofrece” (vv. 1645 y ss.); En Racine, el triunfo de Andrómaca, el héroe trágico, sobre el mundo, es absoluto.
En realidad, la versión que nos ofrece Racine sobre el final de Orestes y Hermíone se aleja bastante de la versión clásica del mito. Eurípides nos había dejado a una Hermíone mucho más cruel, esposa legítima de Neoptólemo, aprovecha la ausencia de su marido, para intentar matar a su favorita y al hijo que ha tenido de ésta. Teme verse relegada del palacio y cree que está siendo victima de algún tipo de conjuro o brujería: “Tú, a pesar de ser una esclava y una mujer cautivada con la lanza, deseas adueñarte de este palacio, una vez me hayas echado a mí. Resulto odiosa a mi marido por culpa de tus drogas, y mi vientre, estéril por tu culpa, se echa a perder. Pues en estos menesteres hábil es el talento de las mujeres del continente.” (vv. 155-160). Pide ayuda a Menelao, que acude a su auxilio y se convierte en uno de los grandes oponentes de Andrómaca: “¿Tú, comandando tropas elegidas de entre los griegos quitaste, un día, Troya a Príamo, aunque eres un cobarde? ¿Tú, que tan jactancioso te has puesto por las palabras de tu hija, que cual una niña se porta, y has entrado en liza con una desdichada esclava? No te considero merecedor de Troya, ni a Troya digna de ti.” (325-330)

Pero Andrómaca no está sola en Eurípides, tiene un aliado: Peleo, el abuelo de Neoptólemo que defiende al heredero de su estirpe. Se igualan así las fuerzas de las dos rivales (si es que se puede considerar Andrómaca rival de Hermíone). Y es, en realidad, en el enfrentamiento de Menelao y Peleo, en el que se decide que Andrómaca y su hijo sigan vivos: "¡Oh, anciano! Que los dioses se porten bien contigo y con los tuyos, por habemos salvado a mi hijo y a la desgraciada de mí" (v. 750).
También Hermíone tiene en Eurípides un momento de arrepentimiento, pero más temiendo la ira de Neoptólemo cuando se conozca sus frustrados planes que por el mismo hecho de reconocer que ha actuado mal: "Me abandonaste, me abandonaste, oh padre, sola en la costa, privada del remo marino. Me matará, me matará. Ya no viviré bajo este techo conyugal. ¿Ante qué estatua postrarme suplicante? ¿Acaso cual esclava he de caer ante las rodillas de una esclava?" (vv. 859 y siguientes) y es en este momento, cuando aparece el otro gran personaje, quizás menos relevante para Eurípides que para Racine, pero igual de decisivo en la resolución final: Orestes, que no viene a cumplir ninguna embajada, su pretexto ahora es conocer cómo se encuentra su prima Hermíone, ésta le relata los últimos sucesos, él le anticipa una gran noticia: Neoptólemo, víctima de una trampa tendida por el mismo Orestes, va a morir en Delfos.
Eurípides perdona a Hermíone, que escapa junto a Orestes: "PELEO: Mujeres de Ptía, responded a mi pregunta, pues he oído confuso rumor de que la hija de Menelao se ha marchado abandonando esta mansión... CORIFEO: Peleo, correctamente lo has escuchado. No me parece bien ocultar las desgracias en que me hallo. Efectivamente, la reina se ha marchado huyendo de esta mansión." (vv. 1050 y ss.).
En cuanto a Neoptólemo es el gran ausente en Eurípides, por supuesto que es nombrado una y otra vez, pero en ningún momento aparece en escena, exceptuando la aparición de su cadáver en los últimos momentos de la representación. Por las referencias que de él se hacen, no aparece tan sanguinario como lo hará en las Troyanas de Séneca, al menos no es más sanguinario que los demás guerreros griegos. Incluso la opinión que de él tiene su abuelo Peleo, lo humaniza un tanto (se ve especialmente en el último coro de la obra, cuando Peleo llora sobre Neoptólemo muerto: "¡Ay de mí! ¡Qué clase de desgracia contemplo aquí y entre mis manos recojo en palacio!... ¿En qué amigo pondré los ojos con fruición? ¡oh querida boca, y mentón y manos!...")
Hay otro personaje que aparece en Euripides y que no lo hace en Racine: el coro, en este caso formado por mujeres de Ptía. Para los autores trágicos griegos, el coro es uno más de los personajes, incluso en alguna obra es el protagonista (p.e. Las Suplicantes de Esquilo), sin embargo Racine lo elimina, lo más próximo que encontramos en Andrómaca a este coro es esa caterva de acompañantes mudos que lleva Orestes y que, en el texto escrito, no la notaríamos que la lleva si no lo especificara en la lista de personajes. Y con el coro, Racine suprime toda parte cantada, claro, que en compensación, tenemos unos diálogos impresionantes y llenos de vida.

3. Lugar y tiempo en el que transcurre los hechos. Racine sitúa su tragedia en una sala del palacio de Pirro en Butroto, ciudad del Epiro. Los diferentes personajes irán entrando y saliendo de esta sala, marcando las diferentes escenas, sería lo que Barthes llama la antecámara, donde se sitúa la acción trágica por excelencia.
 En Euripides, la acción trascurre en Ptía, a las puertas del templo de Tetis.
Además de la unidad de lugar, en ambas tragedias hay también unidad de tiempo, pues todo sucede durante un día. Cumplen ambas con las tres unidades clásicas: lugar, tiempo y acción.
 4. Estructura formal. La tragedia de Racine está dividida en Actos, cinco actos subdivididos a su vez en escenas: el primer acto, tiene cuatro escenas; el segundo, cinco; el tercero, ocho; el cuarto, seis; y el quinto, cinco.
 Cada una de estas escenas marca la entrada o salida de alguno de los personajes, por ejemplo, en la escena primera del acto 1, dialogan Orestes y Pílades; cambia la escena, al entrar Pirro. La escena primera del Acto 1, es decir el diálogo entre Orestes y Pílades, nos va a servir como Prólogo de la tragedia, pues se nos presentan los antecedentes de lo que vamos a ver representado a partir de la escena segunda. Racine pone final a su Andrómaca con un nuevo diálogo entre Orestes y Pílades, viene a convertirse en una especie de anillo, pues ambos amigos abren y cierran la obra; por supuesto, las circunstancias son totalmente diferentes: Orestes venía dispuesto a vencer y a llevarse lo que él consideraba suyo, sin embargo, parte loco e inconsciente.
Eurípides, fiel a la Poética de Aristóteles (sección II, XII), divide la obra en: Prólogo, Episodio, Éxodo y canto del coro, y el canto del coro, a su vez, en Párodos y Stásimon, e incluye además algún commos. Veamos, uno a uno, de forma rápida. En el Prólogo, encontramos a Andrómaca sentada ante la puerta del templo de Tetis, suplicante, la propia heroína nos contará qué ha pasado hasta este momento, qué hace ella en Ptía y qué vida lleva aquí. Este prólogo termina con un commos de Andrómaca (verso 102 y siguientes), al que le responde el párodo del Coro (verso 119 y siguientes). Cuando este párodo termina, empiezan los episodios, es decir, el desarrollo de la historia misma. Los episodios van a estar interrumpidos de tanto en tanto por la participación del coro (p.e.: vv. 279-309).
Y, finalmente, tras el commos de Peleo por la muerte de su nieto (vv.11691231), tenemos el Éxodo, en Andrómaca, representado por el deus ex machina, es decir por Tetis, que soluciona todo el asunto (vv.1232 hasta el final de la obra) y unas palabras en boca del coro que son como un punto y final: "Muchas son las manifestaciones de lo divino, y muchas cosas resuelven los dioses inesperadamente. Lo esperado no se realiza y de lo inesperado un dios encuentra solución. Tal resultó esta obra."


Inmaculada Manzanares Ruiz (publicado también en http://leccionesdeliteratura.blogspot.com.ar)

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